Consejos para llevar a tu gato al veterinario
Los gatos, a diferencia de los perros, no suelen salir de casa a menos que se les haya acostumbrado previamente. Y si se trata de visitar al doctor, mucho menos. Los que aman a los felinos suelen angustiarse por ellos cuando se trata de cumplir con la rutina de llevar al gato al veterinario. Aquí te tenemos algunos consejos muy útiles. Para que llevar al gato al veterinario no sea sinónimo de calamidad, ni para el minino ni para tí. Así que apunta.
¿Es hora de la Misión Imposible?
Es necesario mantener la calma en todo momento. Los gatos detectan fácilmente cuando sus dueños están nerviosos, terminando la mayoría de las veces igual de intranquilos. Para llevarlo, lo mejor es llevarlo en transportín. Funciona mucho mejor aquellos que tienen puerta delantera. Y también son prácticos los que se pueden abrir y desmontar por la parte de arriba.
No luches con tu gato para meterlo en su transportín, eso provocará que le tenga miedo a la caja y a la experiencia de ir fuera de casa. Si nunca lo has metido a una, lo mejor es que le enseñes a meterse antes de llevarlo a cualquier lado, déjale que se familiarice de manera natural e incluso lo acepte como suyo. Para ello, debes dejar la caja abierta en una habitación en la que al gato le guste dormir. Si muestra resistencia o indiferencia, introduce en la caja juguetes y algunas croquetas.
Hay gatos que incluso les gusta usar el transportín como un espacio para dormir.
Una vez que se frecuente que el felino entre y salga sin inconvenientes, lo siguiente es dar pequeños paseos por la casa. Si tienes el tiempo suficiente, puedes dar recorridos por la calle y, eventualmente, algunas vueltas en el coche.
El propio día de la consulta médica, se puede puede pulverizas con feromonas la caja 30 minutos antes de la hora pautada para la salida. De esta forma se facilita llevar al gato al veterinario de una manera tranquila y si no quieres poner las feromonas, organízate para que el gato no pase tanto tiempo dentro del transportín antes de que lo lleves al veterinario, ya que, aunque tu gato se porte muy bien y acepte el transportín, si están mucho tiempo pueden comenzar a estresarse.
Llevar al gato al veterinario en las manos: una mala idea
Si para la visita del gato al veterinario no se cuenta con un transportín, llevarlo cargando no es lo más acertado. Si bien hay ejemplares que mantienen cierto nivel de calma cuando están en los brazos de sus dueños, en líneas generales, son animales que suelen descontrolarse en cuanto se sienten amenazados o algo los asusta.
Un bolso deportivo puede ser una opción, preferiblemente si se trata de modelos con hoyos o en nailon. De esta forma, el animal podrá ver el exterior y, lo más importante, podrá respirar con facilidad. El fondo del bolso debe ser rígido. Para el felino resultará todavía más incómodo viajar enclaustrado dentro de un espacio donde no puede mantenerse en pie.
Acostumbrarse a "rodar"
Si el consultorio veterinario no queda tan cerca de casa como para poder ir caminando, entonces lo ideal es que el gato se familiarice con los paseos en coche. A la hora de llevar el gato al veterinario en coche, es bueno aislar al mínimo de los ruidos que lleguen de exterior. Pero también es fundamental que el interior del vehículo esté bien ventilado, sobre todo en verano.
Si no se cuenta con coche propio, se puede usar transporte público para llevar el gato al veterinario. En estos casos, es preciso un proceso de adaptación al transporte público, en cualquiera de sus versiones (superficial o subterráneo).
El día de la visita
Mete al gato en el transportín con antelación y sin prisas,
es decir, si tienes la cita a las 11 procura
tenerle en su transportín con un juguete lleno de comida un buen rato
antes de la hora de salir. Es ideal que el minino sea quien decida entrar y
no que entre a la fuerza.
Avisa al centro
veterinario de que vas en camino para allá con tu gato. Pide información
sobre si hay perros en la sala de espera
o demasiado barullo. Si fuese así lo mejor será elegir otro momento
para visitar al veterinario y si es urgente, pide que te ayuden una vez
que llegues.
Puedes el transportín con una toalla o manta. Este hecho hace
que la mayoría de los gatos se sientan más protegidos y seguros.
Mantendremos el transportín cubierto durante todo el trayecto.
Evitar golpear el transportín con objetos o tus propias
piernas. Lo más recomendable es llevarlo en brazos y hablar con
tranquilidad al gato o si vas manejando, ponlo en el asiento del copiloto; eso lo hará sentir más seguro.
En el coche, asegura bien el transportín utilizando el
cinturón de seguridad. Evita el jaleo excesivo en el coche y cuida la
música y el volumen al que la escuchas.
En la sala de espera
La mayoría de las veces, toca esperar un rato en los consultorios, antes que el médico finalmente atienda a la mascota. Durante este periodo, los dueños deben tener presente que, aunque no lo aparente, el animal estará intranquilo.
La mascota debe aguardar siempre dentro de su transportín (o del bolso), colocado sobre tus piernas. Se les debe hablar frecuentemente y acariciarlos, solo si se dispone del espacio para introducir la mano, sin riesgos de que el animal puede escaparse. Si la espera transcurre compartiendo el lugar con perros, la situación puede ser tensa. Lo mejor es colocar al gato de espaldas a la sala y evitar, en lo posible, que los canes se acerquen a olisquear la caja.
Siguiendo estas pequeñas pautas nuestro gato sufrirá menos estrés,
llegará más tranquilo a la consulta veterinaria y facilitará el trabajo
del facultativo.
De vuelta a casa
Si el gato convive con otros animales de su misma especie, es posible que sus compañeros se muestren extraños con el recién llegado y en muchas ocasiones, al volver uno de ellos del veterinario puede aparecer un episodio de agresividad por parte del/los gatos que se han quedado en casa.
Esto obedece a que los olores cambiaron al llevar el gato al veterinario. Hay que tener paciencia.
Es importante que, en estos casos, al llegar a casa llevemos al gato que
ha salido a una habitación en penumbra, coloquemos el transportín en en
el suelo con la puerta abierta y demos tiempo al gato para salir.
Junta a todos los gatos de la casa pasadas unas horas de la llegada
del que ha ido al veterinario, siempre observando la reacción del/los
otros.
Ahora, con estos consejos, ir al veterinario con tu gato ya no es una misión imposible. Coméntanos que tan bien te sirvieron estos consejos y tu experiencia. ¡Estamos aquí para ayudar a tus peluditos consentidos!
El amor sana.
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